lunes, 10 de febrero de 2014

CUENTOS DE LA CAJA DE ZAPATOS, QUE AQUÍ ES UNA PECERA, 3ºC

CELOS, PESADILLA, SIESTA, VIAJE Y MÚSICA

Un día por la mañana iba andando por la calle y me tropecé con una niña que estaba llorando de rabia porque el niño con el que estaba se lo encontró con otra besándose y empezó a tener celos de ella,  aquel día se le hizo largo. 
Por la noche, empezó a tener pesadillas con él, le daba besos a la otra delante de ella. A la mañana siguiente se levantó y se encontró con una nota en la mesa de la cocina diciendo: "Cariño siento mucho que me vieras ayer besarme con esa niña, pero se abalanzó ella sobre mí para besarme; bueno, cariño, me tengo que ir de viaje a Londres, lo siento de verdad”.
Después de comer, la niña, destrozada y dolorida, se echó una siesta para ver si se le pasaba lo que estaba ocurriendo. Al despertar escuchó una música en el patio y salió a ver que era y resultó que era el niño con unas rosas y una caja de bombones con una nota que ponía: “Lo siento, te quiero”. Ella al quererlo tanto lo perdonó,  con las lágrimas saltadas, se abrazó a él diciéndole: “Te quiero cariño, ojalá no vuelva a ocurrir esto más”. Se fueron los dos a vivir juntos a Londres y vivieron felices para siempre.

(Vanessa Pareja, 3ºC)

Un día paseaba con mi amigo Eric, nos encontramos con Sonia y su novio Manuel. Eric tenía celos de Manuel porque estaba enamorado de ella. Nada mas verla, Eric fue hacia ella,  pero yo lo detuve cogiéndole del brazo y le dije: "no vayas, no quiero verte sufrir por ella", Eric me contestó que esta era su pesadilla 
y que nos fuéramos de allí. Yo no me atreví a preguntarle sobre su pesadilla pero él me la contó: Sonia se iba de viaje con Manuel y se casaban. Eric casi no podía pronunciar las palabras y se puso a llorar, yo le consolé hasta que paró. Le dije que se echara una siesta pero no quería volver a tener esa pesadilla otra vez.
Nos fuimos a un masajista para que Eric estuviera más relajado pero no podía, le puse música para que se animara, ya que  a él siempre le ha encantado la música, aunque eso no le animó.
Al siguiente día,  fui a su casa pero no estaba,  supuse que estaba en un árbol subido llorando, preferí no molestarle. Después de varias horas fui a su casa otra vez y no estaba; así que yo me  subí al árbol donde suele estar y allí estaba llorando con unos prismáticos; "desde allí se puede ver su casa" me dijo, yo le contesté que no merecía  la pena llorar por ella. Eric no me hizo caso y siguió,  así que le dejé.
Pasaron varios días hasta un día volví a ir a su casa, cuando llegué,  su madre me dijo  que se puso enfermo y que estaba arriba, fui a su cuarto, pero llegué demasiado tarde, murió por amor.

Tomás Martel Castro

No hay comentarios:

Publicar un comentario