La historia para no abrir la puerta
Hace
2 años, estaban en su casa, tan tranquilos, María, una señora de 40 años que se
había divorciado recientemente, con su hijo pequeño de tan solo 8 años. Como
era de costumbre María se tenía que ir todas las noches a trabajar, debido a
que era una mujer con muchas responsabilidades (tanto en su trabajo como en su
casa). Pero aquel día sería muy diferente al resto de los demás; ya que, cuando
se encontraban cenando vieron en las noticias que un asesino en serie, muy
peligroso y agresivo había escapado del centro penitenciario de la ciudad. Lo
más grave de la noticia no era que este interno hubiese escapado, lo peor era
que había sido visto a pocas manzanas del hogar de la familia. Esto provocó la
incertidumbre de María que al irse al trabajo tenía que dejar a su hijo solo en
casa. María para prevenir desgracias cerró las ventanas, puertas, y le explicó
lo siguiente a su hijo: “No abras ninguna ventana ni las puertas. Aunque llevo
las llaves, por si ocurre algo, yo llamaré tres veces seguidas al timbre o
simplemente me reconocerás por la voz y entonces sabrás que soy yo”.
Llegado
el momento, María se fue a trabajar y dejó a su hijo solo. Éste, lleno de
miedo, cerró la puerta a cal y canto y se puso a ver la tele para relajar la
mente.
Al
cabo de un rato, el chico ya estaba dormido cuando de pronto llamaron a la
puerta.
POM...POM...
El
chico se despertó y aterrado se dirigió muy despacio hacia la puerta y dijo: “¿Eres
tú mamá?”
La
respuesta vino con otra serie de golpes acompañados de un susurro escalofriante
que decía:
“ÁBREME LA PUERTA”
“ÁBREME LA PUERTA”
El
niño atemorizado huyó hacia su habitación donde se pasó la noche llorando y
esperando a que llegase su madre, hasta tal punto que se quedó dormido.
Al
día siguiente cuando se levantó se dio cuenta de que su madre no había vuelto.
Y
aún con miedo se dirigió a la puerta que conducía a la salida de la casa y se
encontró a su madre con las piernas cortadas (por lo que no pudo llegar al
timbre), la lengua cortada (por lo que no le pudo reconocer la voz) y
totalmente ensangrentada.
Desde
ese día este chico tuvo que estar hospitalizado en un psiquiátrico y no pudo
dormir sin sufrir constantes pesadillas...
Y
si os preguntáis por qué lo sé, es porque, simplemente, yo soy ese niño.
Moraleja: Ten cuidado con todas las puertas que te encuentras por el camino. Algún día te puede suceder lo de este relato. Muy curioso y escalofriante.
(María del Carmen Núñez)
Moraleja: Ten cuidado con todas las puertas que te encuentras por el camino. Algún día te puede suceder lo de este relato. Muy curioso y escalofriante.
(María del Carmen Núñez)
No hay comentarios:
Publicar un comentario