Una tarde de invierno
Era
una tarde de invierno, hacía frío, mientras yo esperaba que fuera
la hora para ir a particulares.
Salí de mi casa, cogí la mochila y
me fui a particulares. Andando encontré un pequeño callejón. Eran
dos paredes estrechas con dos ventanas.
Andando por allí sentía la presencia de que alguien me observaba, cuando justo miré hacia arriba y los cristales de la primera ventana se rompieron.
Andando por allí sentía la presencia de que alguien me observaba, cuando justo miré hacia arriba y los cristales de la primera ventana se rompieron.
El viento fuerte esparció todos los pedazos de cristal. De nuevo miré hacia
allí, a la otra ventana y vi un rostro.
No tenía brazos, ni piernas, ni nariz,
su cabeza estaba rapada y con algún que otro rasguño en su cara.
Quise borrar esa imagen de mi cabeza y decidí volver a mi casa. Por
el camino, de los nervios, perdí mi mochila y no la volví a
encontrar.
(Israel Amaya 3ºB)
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