EL EMISARIO
Me
levanté cansado en mitad de la noche al escuchar tres golpes en la
puerta. Encendí una vela, tapando el lateral de la llama con mi
temblorosa mano, y caminé lentamente por el pasillo hasta llegar al
recibidor. Volvieron a sonar tres golpes. Aflojé el pomo y empujé
hacia mí la puerta. Una larga figura sin rostro, encapuchada con un
manto siniestro, permanecía quieta en el umbral.
-¿Qui..quién
sois? -Pregunté
titiritando.
No
contestó. Las sombras me rodean y me sumo en la oscuridad poco a
poco sin poder hacer nada y solo oigo: - ¡He venido a por ti!.
SAMUEL MATEO, 2º C
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