Estaba
solo en mi casa, cuando de repente escuché ladrar al perro; al ser
de día no me importó salir. Ellos me guiaron hasta la casa
abandonada que está en frente de mi casa, yo al creer que no pasaría
nada, entré; pero en ese momento vi a una mujer sentada en un
sillón.
Al
verla pensé en irme corriendo, pero en ese momento se dio la vuelta y
era la vecina que vivía antes allí y que había muerto hacía poco,
se acercó y me dijo que algo iba a pasar y que no saliera de mi casa
en lo que quedaba de día.
Esa
tarde secuestraron a una muchacha y fue gracias al fantasma de la
vecina por lo que probablemente me salvara.
(Juan Miguel Zájara, 4º C)
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