AQUELLA NOCHE
Con
pasos tranquilos, me acerqué al sillón dispuesta a ver la
película. La habitación estaba completamente a oscuras, sólo se
podía contemplar la luz que emitía la televisión. Fue entonces
cuando oí una especie de crujido. “La casa ya tiene su tiempo”,
pensé, y llevé mi mano al bol de palomitas de maíz con la
intención de tomar algunas. Se repitió varias veces ese irritante
sonido que empezaba a ponerme cada vez más nerviosa. Me acurruqué
en el mismo sillón y me tapé con una manta hasta la boca. Entonces
volví a oír un ruido, pero esta vez parecía más bien el de unas
pisadas.
Cada vez parecía mas cercano... Quizás la palabra para
describir lo que sentía era, simplemente, miedo. Giré lentamente la
cabeza, pues tenía la sensación de que algo me observaba a mis
espaldas.
Estaba en lo cierto, un hombre bastante alto y de pelo
oscuro, me observaba a unos pocos centímetros. No pude verle la
cara, la tenía cubierta por una especie de máscara negra. Pero
hasta que no miré hacia abajo no me di cuenta de que de sus manos
goteaba sangre, lentamente. No tuve apenas unos segundos para
reaccionar; él se acercaba poco a poco a mí. Cerré los ojos,
esperando que todo acabara, pero, no volví a abrirlos.
(Elena
Sillero Sánchez, 3ºB)
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