En
1907 Maud Wagner se convirtió en la primera mujer tatuadora. Ella siempre
estaba viajando por todo el mundo, pero, sobretodo viajaba a Estados Unidos, a
España o a París. Tatuó a toda clase de personas y con tanto viaje había cosas
que quería recordar siempre, así que, decidió tatuarse una parte del cuerpo cada
vez que viajara a un lugar diferente del mundo. Finalmente, ella tuvo dos hijos
y por la noche cuando los acostaba, cada día les contaba la historia que había
detrás de cada uno de sus tatuajes.
(Alba Muñoz, 3ºB)
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