"Mujeres"
CARMELA SILVA
Hay una mujer que
vive
que va caminando por
la vida,
pasea el mundo con
un vestido
azul con margaritas
blancas.
Hay una mujer que
vive
y busca las cosas
bellas.
Crea música y
poemas,
Hay una mujer que
siente.
Otra mujer estrecha
dolores
con sus manos suaves
y duras.
Alivia problemas con
mariposas
y quema luciérnagas
en la noche.
Una mujer baila con la brisa,
abre sus brazos
ondulantes,
menea su cuerpo en
el aire
y pinta con su pelo
cascabeles.
Alguna besa con el alma,
abraza con sus
piernas,
llena de diamantes
las cabezas
y amasa con sus
pechos corazones.
Una mujer aprende a vivir,
sueña con ilusiones,
anida en un mundo
rosa,
cuyas casas están
abiertas al mundo.
Hay una mujer que
amanece temprano,
que camina decidida,
segura
de que puede ayudar
al mundo
y deja su empeño en
ello.
Hay una mujer mimosa,
que busca caricias
de flores,
que grita amapolas
del alma
y quiere arrumacos
de gata.
Otra mujer se confunde
y busca y sigue
y se equivoca... Se
levanta,
sigue y se equivoca.
Una mujer piensa, reflexiona,
rebusca en los
cajones de su mente,
inventa lo
necesario,
provoca el avance
del mundo.
Una mujer cura, protege y sana.
Se olvida de sí
misma,
se dedica a la vida,
esta es su alimento.
Hay una mujer que enseña,
que acumula
conocimientos
y viene a dárnoslos
generosa, cuidadora.
Hay una mujer que sufre
que no tiene amor y
que maldice en vela
a las madrugadas.
Otra mujer huye de
su amor
tiene miedo, escupe
la vida,
se rasca sus canas,
amarga la fiebre de
su alma.
Una mujer se pregunta
por qué sólo los
niños
estudian. Se niega,
se arriesga. Malala.
Otra mujer se sienta a ver pasar
la vida, no hace
nada,
sonríe tranquila, no
hace nada.
Observa. Medita.
Espera.
Hay una mujer que escucha
el desgarro de las
palabras
de los otros... y
sólo respira
el silencio en su
mirada.
Hay una mujer en
bici que
recorre carriles,
para, se agacha,
huele la lavanda.
Mira tranquila
al horizonte y
respira nostalgia.
Hay una mujer fuerte que pelea,
toma ladrillos de
roca, les unta
cemento de dureza y
construye
una enorme fortaleza
de hierro.
Hay una mujer que alimenta
el cuerpo y el alma
con
pucheros y manzanas
y patatas y
mermeladas.
Otra mujer camina
al lado de un hombre, lo valora,
se sabe igual que él. Él es su amigo,
un compañero en este mundo loco.
Una mujer juega, salta por
los aires, cuenta misteriosas
historias, da volteretas
en el campo, vuela cometas.
Hay una mujer que me mira.
Tiene ojos
profundos, intensos,
y amor en sus
pestañas.
Su frente parece
amarga.
Me mira. De pronto
sonríe.
Brilla entonces la
flor
que prende del alma.
Yo me pierdo en sus
ojos
¡Cómo me gusta
mirarla!
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