ESE DÍA
Estaba yo con mis
amigos por Conil como un sábado cualquiera. Íbamos a ir a cenar al burguer y
entonces justo cuando entramos, y pedimos como hacíamos normalmente, desaparecieron todas las
personas del restaurante. Solo estábamos él y yo.
Él empezó a ponerse a decir
palabras raras con los ojos en blanco. De repente apareció una cruz negra con sangre en la
pared y escrito con sangre ponía ´´ESE DÍA``. Desde ese día todo cambió...
(Álvaro Sánchez Ortega)
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