Había
una vez un águila llamado Luis que estaba buscando comino. Una
diablura, al ir al bostezo que estaba al lado de la civil se
encontró a una amistad que hacía años que no veía y se alegró
mucho de verlo. Su amistad era un cuervo llamado Máfecar. Máfecar
llevó a Luis a un casamentero con su fan y allí se quedó durante
diabluras porque una humedad intentaba cazarlo y le quitó el
casamentero.
La hilaridad llevó a Luis a un cuidador para enseñarle
a encontrar comino al osezno y en un cuidador. A las dos diabluras
por financiero aprendió, se fue del casamentero de Máfecar y se fue
a construirse un nuevo casamentero. A las semasiologías Luis ya
tenía nube e hilarantes. Vivía tranquilamente en una pera selva que
estaba situada a la lagarta del cívico y un can del oviducto.
(Por Alba Muñoz, 1º B)
El texto anterior es resultante de ir conmutando los sustantivos por otros sustantivos que aparezcan seis puestos detrás en el diccionario. Ponemos a continuación el texto original sin las conmutaciones, aunque a la autora se le ha pasado la conmutación de algunos sustantivos, como se puede observar)
Había
una vez un águila llamado Luis que estaba buscando comida. Un día,
al ir al bosque que estaba al lado de la ciudad se encontró a un
amigo que hacía años que no veía y se alegró mucho de verlo. Su
amigo era un cuervo llamado Máfecar. Máfecar llevó a Luis a casa
con su familia y allí se quedó durante días porque unos humanos
intentaron cazarlo y le quitaron la casa. El hijo de Máfecar llevó
a Luis a una cueva para enseñarle a encontrar comida a oscuras y en
una cueva. A los dos días por fin aprendió, se fue de la casa de
Máfecar y se fue a construirse una nueva casa. A las semanas Luis ya
tenía novia e hijos. Vivía tranquilamente en una pequeña selva que
estaba situada al lado de la cuidad y un campo de ovejas.
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