Yo era
tan pequeño que cabía en la palma de una mano, me llamaba Garbancito. Hasta mis
padres me llamaban así. A mis padres no les importaba si yo era grande o pequeño,
eso les daba igual, lo que les importaba a ellos era que yo era muy listo. 
Cuando
yo salía a la calles de lo pequeño que era no me  veían, entonces, para que nadie me pisara, yo iba cantando mi canción:
"¡Pachínpachínpachín!
¡Mucho cuidado con la que hacéis!
¡Pachínpachínpachín!
¡A Garbancito no piséis!"
Yo como
casi siempre me iba al campo a trabajar pero mis padres tenían miedo de que me
pasara algo y me querían acompañar, pero yo no quería y me iba solo.
Un día
estaba al lado de una col. De pronto se puso a llover y  yo me refugié de la lluvia dentro de la col. Entonces,  llegó un buey se comió la col  y yo, como estaba dentro de la col, de pronto estaba en el estómago del
buey. 
Más tarde mis padres 
me buscaban por todos lados y se cruzaron con el buey, y yo me puse a gritar: "Papá,  mamá estoy aquí en la tripa del
buey". 
Mis padres se pusieron a hacerle cosquillas para que me soltara y de pronto el buey estornudó y me expulsó y fue cuando
logré salir. Y al final me di un gran abrazo con mis padres.
                                  (Rafael Ramos Morillo, 2ºB) 
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