La fábula de la liebre y la tortuga
La liebre se reía de mí porque yo iba muy despacio. Entonces hicimos una carrera, ya que me retó.
A la mitad de la carrera
la liebre se confió y se paró a dormir y yo aproveché y la adelanté.
Cuando se levantó y se dio cuenta, yo ya
estaba llegando a la meta.
Y aunque la liebre corrió y corrió, yo llegué antes y de esta manera le gané.
(Julián Brenes Camacho, 2ºB)
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