¿VIENES A JUGAR
CONMIGO?
Llegué
a mi casa no sé a qué hora. Ese día volví rápido, sentía que
algo iba a pasar. En ese instante me llegó un mensaje de mi amiga
diciendo que una niña pequeña vestida de blanco le había dicho que
si quería jugar con ella, y ella le dijo que no y al instante salió
corriendo. Yo no sabía si era cierto pero ella no suele mentir.
Al
día siguiente fuimos a la biblioteca a estudiar y de repente
escuchamos un ruido, nos dimos la vuelta y vimos a la niña jugando
con una muñeca.
Salimos
corriendo, cuando llegamos a la puerta mi amiga no estaba, pero yo
estaba muy aterrorizada como para esperarla. Al otro día llegó la
noticia a mi casa de que mi amiga había muerto. No sabían de qué
era, pero había muerto con un rictus de terror en su cara.
Al
tiempo me llegó una carta que decía: “Ella murió por no jugar
conmigo, tu, ¿Vienes a jugar conmigo?”
(Paula Pacheco Ramirez)
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