jueves, 27 de octubre de 2016

Microrrelatos de Terror en 2ºA


 La tarde.



Un día como cualquier otro quedé con mi amiga Lenna. A nosotras nos encanta bailar, con lo cual cada vez que quedamos lo hacemos, grabándonos, claro, ya que si nos gusta un paso podemos cogerlo, pero ese día llamaron a la puerta mi madre abrió. 
Era la vecina, traía un regalo, ¡oh! era un lindo payaso de porcelana, lo colocamos justo en una estantería en la sala de estar. Ya era tarde, así que yo y Lenna nos fuimos a dormir. 
Resultado de imagen de payasos de porcelana antiguos 
Al día siguiente cuando estábamos desayunando nos dimos cuenta de que el payaso no estaba de la misma manera en la que lo habíamos puesto por la noche. Al principio pensábamos que era una broma de mal gusto de algún gracioso de la familia, así que no le echamos mucha cuenta.
Lenna se quedó en mi casa, así que como es lógico, bailamos, en ese momento yo grababa a Lenna mientra ella pues eso danzaba, y… por el rabillo del ojo izquierdo vi que el payaso se movía. 
 En ese momento corrí como si no hubiese un mañana, Lenna sin comprender qué me ocurría corrió detrás de mí
Lloré bastante pero ahora sí que lo teníamos grabado. 
Cuando mis padres llegaron miramos la cinta pero… no se veía nada.
                         (Carmen Mongar Ramírez)

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