DIEGO NARVÁEZ RAMOS
Una mañana en la vida de Pepe
Érase una vez un niño llamado Pepe que era
muy despistado y siempre estaba en las nubes. Era moreno, ojos verdes, bajito y
muy sociable.
Un día, en la clase de matemáticas, estaba haciendo
la tarea que le había mandado su maestra Juani. Pepe miró a la ventana y empezó
a pensar en cómo sería un verano en el que sus padres planearan ir de viaje a
París. Se imaginaba cómo sería su vida allí sin saber nada de francés, ya que
no le caía nada bien la maestra de esta asignatura. Justo cuando estaba en lo mejor de su viaje,
escuchó a Juani que decía:
-¡Pepe, baja de las nubes!
El niño se asustó, la miró y siguió con su
tarea.
Después de unos veinte minutos sonó el timbre
y la profesora exclamó:
-¡Al recreo!
Pepe, contento, salió escopeteado por la
puerta ya que no podía aguantar más. Por casualidad en el baño se encontró con
su amigo Alberto. Juntos fueron al recreo y empezaron a charlar sobre los
terremotos de los que tenían un examen.
Al llegar a clase de naturales, Pepe empezó
el examen. Le fue bien porque había estudiado mucho.
La siguiente hora por fin
era la última para acabar el instituto ese día. Tocaba música con Antonio, un
maestro que le caía bien porque no ponía muchos exámenes.
Cuando faltaban diez minutos para acabar la
hora y poder irse a casa por fin a descansar, Antonio mandó a Pepe a por
fotocopias. De camino a por lo que le había mandado Antonio se encontró con
Paca en el pasillo que era la chica que Pepe quería, pero no estaba sola,
estaba con Pedro.
Pepe, celoso, echó la vista al suelo salió corriendo a por
las fotocopias, se las dio a Antonio y por fin sonó el timbre y se pudo ir a
casa. Aquel día se iba triste del instituto. Deseaba comer y cerrar los ojos
para que su mente pudiera borrar esa imagen que lo perseguía de su amada Paca
charlando con otro.
FIN
****************************************
El Pequeño Duendecillo
CRISTÓBAL RAMÍREZ PÉREZ
Había una vez un pequeño duende que dormía
tranquilo en las nubes.
De repente, la nube donde dormía chocó estrepitosamente
contra otra y el pequeño duende, llamado George, salió despedido violentamente.
Alcanzó un árbol, donde había una enorme
grieta.
El duende George, mareado por la caída, se resbaló y cayó a través de ella, sin saber que emprendía un
gran viaje por el tiempo. La grieta lo llevó a un enorme valle. George, un poco
aturdido, se acostó a la sombra de un árbol.
De pronto
un enorme terremoto hizo que se despertara y saliera corriendo preso del
pánico, escondiéndose detrás de una enorme roca. Al pasar el terremoto, salió
de su escondite y vio a un conejo blanco con un enorme reloj colgado del pecho.
El pequeño duende corrió tras él hasta darle caza.
-Oye, ¿me puedes decir cómo salir de aquí?
El conejo le respondió:
-Lo siento, pequeño duende, sólo hay una
manera.
George, impaciente, le dijo:
-¿Cuál? Tengo muchas ganas de irme y volver
a mi nube.
El conejo, sonriendo, le dijo:
-Para conseguirlo tienes que bailar mejor
que yo esta música.
-Claro, eso está hecho.
Y el duende y el conejo se pusieron a
bailar como posesos.
El conejo blanco se dio cuenta de que el
pequeño George bailaba mejor que él y esto lo llenó de celos. Se enfadó tanto
que le metió una patada por el trasero
mandándolo a la grieta por donde entró a ese lugar. Una vez allí, dio un gran
salto y se volvió a subir en su nube y
por fin el simpático George se durmió felizmente en el calor de su
hogar.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario