viernes, 20 de diciembre de 2013

TEXTOS SELECCIONADOS CONCURSO "EL MIEDO" (PRIMER TRIMESTRE 2013-2014)



LA MUÑECA DE LOS SUEÑOS






Una tarde, Daniela y su madre estaban paseando por el centro comercial cuando Daniela vio una muñeca de porcelana.


Le preguntó a su madre que si se la podía regalar por ser tan buena hija, la madre le dijo que no llevaba dinero  suficiente para comprar la muñeca y que podían volver al día siguiente. Al llegar a casa Daniela se lo contó a su padre que había llegado del trabajo. Daniela estaba muy contenta. Llegó la noche y Daniela casi no durmió pensando


en su nueva muñeca .


 Al día siguiente Daniela fue a despertar a su madre para que fueran al centro comercial por la muñeca Daniela desayunaba. Al fin llegaron a la tienda donde estaba la muñeca, Daniela enseguida la cogió y se la dio a su madre para que la pasara por caja.


Ya era de noche, al llegar a casa Daniela se dio cuenta de que a la muñeca le faltaba un brazo, pero a ella no le importaba. Se quedó dormida con la muñeca a su lado. A media noche Daniela se despertó porque escuchaba unos pasos y una voz que decía “1,2,3,   ya voy por el tercer escalón” , enseguida llamó a su madre y esta le dijo que no tuviera miedo, que seguro era una pesadilla . Media hora más tarde volvió a escuchar la voz y decía: “4,5,6 voy por el sexto escalón”.  Daniela enseguida llamó a su madre otra vez y ésta le dijo que


era la nevera , porque en los escalones no había nadie.


A la mañana siguiente la madre subió para despertar a su hija para llevarla al colegio y al entrar dio un gran grito. Se encontró a su hija sangrando y con un brazo menos, que lo tenia puesto la muñeca de porcelana.


                                                                                    (LUCIA FUENTES LEAL 3ºB)








Mi cumpleaños en Martes 13




Hoy, Martes 13 de Julio es mi cumpleaños. Estaba muy emocionada y ansiosa porque no sabía si me iban a regalar ropa, dinero, videojuegos…, en fin, lo que se le regala a los niños y niñas de mi edad.




Eran las siete de la mañana y como de costumbre, bajé a la cocina para desayunas esos cereales tan ricos que prepara mi madre. Cuando llegué todo estaba intacto y oscuro, así que fui corriendo hacia la habitación de mis padres. Entré y vi que la cama estaba hecha, como si nadie hubiese estado allí en toda la noche, las persianas estaban subidas; la ropa doblada y los zapatos en frente de la cómoda.




A los pocos segundos, entré en la habitación de mi hermana y vi algo extraño moviéndose entre las sábanas. Al ver ese movimiento, cogí el bate de béisbol y, sigilosamente, me acerqué a la cama. Justo cuando estaba al lado levanté lentamente y cuidadosamente las sábanas y… ¡Sorpresa! ¡Era mi perro Rufo! Me miró con cara de asustado porque me vio la mano alzada con el bate.


Empecé a preguntarme el por qué estaba ocurriendo esto. En mi familia hay muchos supersticiosos y yo soy una de ellos. Pensé que, como cumplía trece años y hoy era Martes trece, ocurrirían algunos hechos extraños. De repente me entró un pequeño escalofrío que recorría toda mi espalda.


También podría tratarse de un sueño, así que me pellizqué. Creo que me pasé un poco porque solo conseguí que me saliera un gran moratón.




Bajé al salón junto con mi  perro y allí encontramos una cinta en la que ponía: “Para Dafne y Rufo”. Junto a esa cinta había una nota en la que ponía: “Baja hacia el sótano y allí me encontrarás”. Me la guardé en el bolsillo de la chaqueta y puse la cinta en el DVD. Nos tumbamos en el sofá y le di al play. Lo primero que apareció fue una foto en la que estábamos mi perro y yo. Después, le siguieron varias fotos en las que salían mis últimos doce cumpleaños.




Esta serie de acontecimientos me recordaba a una película que vi con mis padres en la que una chica llamaba tres veces al teléfono y te decía cuando ibas a morir. Después aparecía una especie de sala que estaba a oscuras, en la que en la pared del fondo había un cartel muy grande en el había escrito algo pero no se entendía.


Al poco rato, vi que esa sala se parecía mucho al sótano y ahí es cuando me di cuenta de la relación que había con aquella misteriosa nota.




Cogí una vieja linterna que teníamos en el cajón, agarré a Rufo y bajamos las escaleras.


Encendí la linterna y alumbré hacia la pared, pero no había ningún cartel. Cuando me di media vuelta vi una especie de sombra que se movía hacia la derecha y, justamente en ese momento, me quedé sin pilas. Entonces me invadió el pánico y el miedo.




Tomé al perro por el collar  y nos metimos debajo de una vieja mesa que estaba cubierta por un mantel verde. Todo estaba muy silencioso, oscuro; y de repente,  escuché unos pasos que se acercaban hacia nosotros rápidamente. Se me dilataron las pupilas, empecé a sudar y me agarré con fuerza a Rufo. A través de una pequeña ranura vi como se levantaba lentamente el mantel y fue cunado lo vi.




                                                                                                  (Ana Moreno 4º A)






En el pueblo hay sucesos extraños, tengo miedo, no sé dónde esconderme para que no me encuentre, una vez que note que sé que existe, no hay marcha atrás.




-Mamá, no tardes en ir a la compra, ¡Ah! No quedan cereales.


-Sí, Susan, vi que faltaban y lo apunté en la lista, los traeré. ¿Chocapic verdad?


-Sí mamá, hasta luego.




  Mi madre se dirige a la puerta y un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Escucho el ruido de la puerta de mi madre al salir y, de nuevo sola. Me dirijo a mi cuarto y como a toda chica, me gusta escuchar música y cuando estoy sola en casa no aguanto el silencio, así que tengo que tener algo de ruido. Suena mi móvil, tengo un Whatsapp, ¿quién será? Voy a mirarlo, no conozco ése número, se me cambia la cara, el mensaje dice:




    Sé que estás sola, sé que no te gusta estarlo, no te preocupes dentro de nada, estaré contigo para hacerte compañía.


                                                                                                                                              MN


  Empiezo a arreglarme, a las seis he quedado con mis amigos para ir a la pista de skate, aquí en mi pueblo hay una sola, y siempre está lleno de chic@s de mi edad, por cierto, tengo dieciséis años.   Con un poco de prisa conseguiré llegar a tiempo, solo me falta peinarme. Me dirijo al espejo, ¿pero qué es esto? Hay una mancha negra en el espejo, intento borrarla pero no se quita, voy al armario de las toallas a por una y cuando vuelvo ya no está, ¡qué cosa más rara! No le doy importancia será que estoy cansada, anoche no pegué ojo.


  Mientras termino de peinarme suena el fijo, bajo corriendo para cogerlo:


-Hola? Soy Susan.


-…..........................


  No contestan, es más, se escuchan ruidos raros, cuelgo, se habrán equivocado, pero ya esto me está asustando...cojo mi skate y salgo por la puerta, en menos de diez minutos debería llegar a la pista. Noto como si me estuvieran siguiendo, la típica sensación que notas cuando estás un poco nerviosa.... por fin llego y veo a mis amigos.


-Oye Katie, que le pasará a aquella chica de negro, está muy sola, y parece algo asustada.


-¿Pero qué dice loca? Anda  te toca, sube ahí y demuestra lo que sabes hacer.


  Nos reímos. En mis pensamientos me pregunto, qué me está pasando. Subo a la plataforma para bajar deslizándome sobre mi skate, ¡¿pero qué?! ¡La niña! Me tiro hacia un lado para no hacerle daño, puf pero menudo daño que me he hecho yo...


-Susan ¿qué ocurre?


-La niña... - Digo apenas con un hilo de voz al ver que no había nadie.


-¿Estas bien? - Preguntas Jonás, uno de los chicos de mi grupo.


-Si, si, estoy bien – ¡mentira! Creo que me he roto la muñeca. - No os preocupéis, voy a dejarlo por hoy, tengo un día de perros.


  Fui despedida por cada uno de mis amigos y yo, decía adios con la mano, que por cierto, tengo hinchada.






¿Qué será lo que me pasa? Al llegar encuentro a un señor en mi casa, acompañada por mi madre, tiene pinta de ser muy serio. Hablo con ellos y ahora me encuentro aquí, recogiendo todas mis cosas y guardándolas en maletas. ¿Que a dónde me voy? Al manicomio. Después de estar hablando con el psicólogo dice que tengo que estar allí un tiempo, no sé el por qué, este tiempo atrás han ocurrido cosas sí, pero no por mi culpa...yo no quise hacer tonterías, además está todo olvidado...


  Sé que no estoy loca, sé que no tengo alucinaciones, sé que existe, igual que lo sabrás tú cuando te diga:


  "Hola me llamo Evans Lorry pero para los demás soy la chica de negro".


  Ahora todo lo que te he contado yo, te pasará a ti, yo se quién eres, y no puedes esconderte de mí porque como he dicho, soy Evans Lorry, he existido desde el año 1996, el año en el que morí...el motivo no interesa en estos momentos. He estado rondando por ahí para encontrar mi sitio y, este es perfecto. Sabes que estaré ahí contigo, pero no tengas miedo, llegaré antes a ti.


                            


                Susi (Evans Lorry)1696 


                          (Inmaculada Leal  4º A)






La mujer de la acera de enfrente


La curiosidad es una de las características del ser humano como especie.


Es lo que impulsó al hombre a descubrir o inventar cosas, y así pudimos desarrollar nuestras sociedades y la tecnología. Pero hay ocasiones en las que es mejor no curiosear.




Aburrida de estar acostada sin poder dormir, me levanté a beber agua, me asomé a la ventana y la madrugada estaba muy avanzada.


Alguien andaba por la acera de enfrente, cuando la miré ella me giró la cara, me pareció un poco extraño el ver a una mujer andando por la acera por la madrugada. Esta imagen me dejó impresionada, el poco sueño que tenía se disipó del todo.


Cuando la siguiente madrugada llegó, yo permanecía sentada al lado de la ventana para ver si la mujer aparecía otra vez. Esta vez yo no estaba sola, me acompañaba mi cámara con la que intentaba grabar esa imagen en foto.


La mujer volvió a aparecer, pero no me dio tiempo a hacer la foto, solo salió el reflejo de la luz.


Yo no me daba por vencida y a la madrugada siguiente allí permanecía yo, en la ventana sentada para ver otra vez a la mujer.


Acomodé la silla, abrí un poco la cortina, esta situación me hacía sentirme un poco extraña. Fue al girar la cara cuando me encontré a la mujer cerca de vidrio, sus ojos pegados en los míos.


No sé cuánto tiempo estuvimos mirándonos mientras escurría líquidos por la boca negra y los ojos desorbitados.


Terminé desmayándome y desperté en el suelo cuando ya era de día. Desde esa noche veo su sombra en la ventana, da golpecitos en ella o la araña, atormentando mis madrugadas en vela.




                                            (Irene García Guzmán 4ºB)




-Sentaos aquí todos, junto a la chimenea. Os contaré una historia escalofriante. -Todos los niños le hicieron caso y se sentaron en corro alrededor de Matilde.


Matilde era la señora más anciana de la aldea, y por tanto también  la más sabia. Los sábados por la tarde los niños iban corriendo a su casa, pese al frío y al peligro, pues Matilde vivía apartada de las demás casas, en mitad del bosque oscuro.


-¿De qué va a tratar el cuento de hoy Matilde? -Dijo Rubén para calmar sus dudas.


-¡Shh! Ya voy a empezar. Ten paciencia, Rubén, ahora te darás cuenta. –Matilde se aclaró la garganta e introdujo la historia.- Como todos bien sabéis, estamos en la estación de la oscuridad y el frío. Esta historia también trata sobre el frío y el misterio, así que preparaos para escuchar la historia más terrorífica que habéis escuchado jamás: Todos sabéis lo que son los reflejos ¿no? –Todos corearon sí a la vez.- Pues bien, de eso va la historia. Un día parecido al de hoy, oscuro y frío, la familia Müller se dispuso a encender la caldera, que llevaba más de cinco años sin funcionar. Daniel, el padre, bajó al sótano con su caja de herramientas para arreglar la caldera. Estando ahí abajo, se escucharon ruidos extraños, como arañando madera, que parecían venir del tabique central. –Los niños empezaron a morderse las uñas ansiosos.- Daniel llamó a su hijo Francis, que tenía el oído muy afinado y este podría ayudarle a localizar el ruido estridente. Al cabo de unos minutos, Francis creyó haber encontrado el origen del sonido y avisó a su padre. Pusieron sus oídos en el tabique, para asegurarse y no hacer un agujero equivocado. ¡Eureka! Francis no se equivocaba, el ruido provenía de ahí. Se propusieron a hacer un agujero en el tabique. Daniel, armado con un taladro hizo el agujero. Los ruidos pararon de repente, cogieron una linterna y alumbraron al interior del tabique...


-¡¿Y qué pasó?! –Interrumpió un niño a Matilde.


-¡¡Al final sólo era una rata!! –Gritó Matilde.


Los niños suspiraron con alivio, pues todos creían que iba a haber algo paranormal detrás de ese tabique. Pero en el fondo, no se equivocaban. En el hueco de la pared encontraron un cadáver putrefacto, Matilde prefirió ocultar esa parte de la historia.




(Lucía Sánchez 4º A)








La maldición de Briefing




         Todo ocurrió un uno de noviembre hace muchos años en nuestra pequeña aldea llamada Briefing. Durante muchos años no pudimos comprender que ocurrió aquella día ni olvidar lo terrorífico que fue.




         Era una mañana fría y soleada cuando vi a las tres hermanas Thomson pasar camino del arrollo, hice lo que todo el pueblo hacía al verlas, apartarme del camino y esconderme en unos matorrales cercanos como si el simple hecho de que me vieran fuera a quitarme el alma. -En la taberna del pueblo comentaban que la madre falleció en el parto de las trillizas y el padre desapareció poco después, desde entonces no se ha sabido más de él, también escuché que fueron recogidas y criadas por una mujer loca que vivía en una choza en ruinas en mitad del bosque. - Tras alejarse salí del escondrijo y seguí camino a mis labores en el campo.




         De regreso al pueblo por la hora de la comida nos encontramos a Gustafson y nos informó del derrumbe de una pared en la plaza de la aldea. Cuando llegamos las trillizas estaban enterradas en los escombros, una ya estaba muerta y al acercarnos escuchamos a las otras dos que estaban protestando de que nadie las ayudaba. Mientras estábamos allí una de ellas murió por sus graves heridas y la otra tropezó por los escombros golpeándose en la cabeza y con su ultimo aliento maldijo a todos los habitantes de la aldea, al principio no sabíamos como reaccionar, pasado un rato como era de costumbre volvimos a comer a la taberna.




         Todos los comentarios se fijaban en la muerte de las trillizas y aquella maldición que nos lanzó. Pepe que siempre era negativo dijo que la maldición se harían realidad, no creíamos que fuera verdad pero todos estábamos preocupados temiéndonos lo peor. Cuando nos dirigimos a hacer las tareas de la tarde, se nos empezó a nublar la vista hasta quedarnos totalmente ciegos, los perros aullaban asustados, las madres llamaban desesperadas a sus hijos, tropezábamos unos con otros debido a la ceguera, la mayoría estaban rezando pidiendo a Dios poder volver a ver, todo eran gritos de miedo y de dolor cuando se nos pasó por la cabeza la maldición de las brujas.




         Durante los que nos pareció una eternidad hubo un silencio absoluto y ni siquiera se escuchaba el viento, todos nos sentíamos insignificantes ante aquel silencio absoluto.




         Poco a poco como si las plegaria que todos hacíamos en silencio hubieran sido escuchadas empezamos a notar una pequeña claridad, los sonidos empezaron a reproducirse, todo parecía volver a la normalidad, la maldición estaba  desapareciendo. Todos nos levantamos y fuimos a la iglesia de la aldea donde con gran alegría vimos a todos nuestros amigos del pueblo excepto a las tres brujas, allí estuvimos rezando durante todo el resto del día hasta que la luz volvió del todo por la noche y apareció la luna como junto al sol poniente como signo de perdón, hicimos una hoguera y pensamos que hicimos mal en no ayudarlas cuando ellas no habían hecho nada malo.




         Decidimos llamar a aquel día todos las santos, aunque los niños le llamaban la noche de las brujas.




         Años después en la visita de un monje nos explico que aquella tarde ocurrió un fenómeno natural llamado eclipse de sol, pero yo creo que era mentira y solo intentaba tranquilizarnos, aun así todos en el pueblo creemos que las maldiciones se cumplen y que en Briefing sobrevivimos a una de las más terribles.






                                               (María Fernández 4ºA)

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