Mi mujer trabajadora
Despertaba
cada día de la mano de la felicidad de una niña de ocho años, junto
a sus hermanos.
Ella
se levantaba a las 7:00 de la mañana para ayudar a su madre a
limpiar, cocinar, lavar la ropa, tender la ropa, hacer recados...
A
veces ella se escabullía cuando ya había terminado todas las tareas
de la casa e iba a casa de una persona, junto a unas cuantas niñas
más, a aprender a escribir y a leer.
Ella
se hizo mayor y seguía siendo feliz trabajando en el campo junto a
sus padres y sus hermanos.
Al
conocer a su compañero de vida tuvo cuatro hijos, entre ellos a mi
padre. Sufrió el fallecimiento de su hijo menor a sus 31 años y
mucho antes había fallecido su marido.
Esa
mujer tan fuerte, que ha sufrido tanto y ha trabajado tanto se llama
Catalina y es mi abuela.
(María del Carmen Rodríguez, 2ºA)
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