MI GUSIILUZ
Hoy
estoy aquí, de nuevo, recordando a mi querido Gusiluz con el que viví
tantos momentos,buenos y malos pero que jamás llegaré a olvidar.
Todavía recuerdo aquel día en el que llegó a mí.
Era un 6 de
enero, un día especial, el día de reyes. Recuerdo que me levanté
muy temprano para abrir mis regalos y lo primero que abrí fue mi Gusiluz. Fue algo raro, me quedé callada y lo abracé. A partir de
ese día todo cambió, cada noche, al destapar mi cama, lo primero que
hacía era coger a mi Pupi, que así se llamaba él, y meterlo conmigo.
Un
día, a la vuelta del colegio, todavía se me ponen los vellos de
punta al recordarlo, mi Gusiluz ya no estaba allí en mi cama. Corrí
a buscar a mi madre y no hizo falta que le preguntara nada, solo con
verme los ojos brillantes, sus palabras fueron: “Pupi ya no estará
contigo,tranquila cariño te compraré otro”. A mí se me
descompuso el cuerpo y corrí a mi cuarto llorando.
Mi madre corrió
tras de mí y me dijo que había sido “Lola”, mi perrita. Yo no pude
soportarlo, pensaba en que no dormiría más junto a él o solo al
pensar que no lo volvería a ve, era insoportable. Desde ese día me
di cuenta que en poco tiempo las cosas pueden cambiar. Me di cuenta
que si algo deja huella significa que mereció la pena y así es,
aquí sigo a día de hoy, recordando aquel 6 de enero en el que me
regalaron mi querido y gran amigo Gusiluz.
(Belinda González Jiménez, 2º C)
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