EL MUCHACHO AVARICIOSO
Había una vez un
alegre chico, un buen estudiante, un orgullo para su familia. Todos
los días rezaba a la Virgen, a la que amaba incondicionalmente.
Sin embargo, tenía cierta debilidad, el poder, lo que en una ocasión
le causó grandes problemas:
Aquel
día, mientras caminaba solitario, encontró bajo sus pies una moneda
de oro. Cuando se agachó con la intención de cogerla pudo ver que
ésa no era la única: un largo rastro de monedas, ¡Qué maravilla!
No consiguió resistirse a tal tentación, pues ese hallazgo podía
llevarle a la gloria. Ya recogidas más de cien monedas observó
cómo, tras la puerta de una casa ajena, se escondían más. Realmente
sabía que “tomar prestadas” esas monedas no era el camino que
debía tomar, pero, brillaban tanto... De lo que él no era
consciente era de que el diablo le observaba atentamente, decidido a
arrastrar al chico hasta el infierno.
Y entonces, el Maligno tomó la forma de un
hermoso cáliz dorado, pues éste atraería al muchacho, y se ocultó
cerca de aquellas monedas. Cuando el joven lo hubo visto, sus ojos se
iluminaron, podía asegurarse una gloriosa vida. En el momento en el
que sus manos tocaron el cáliz, el diablo se dispuso a llevar a cabo
su tarea; pero la Virgen María, preocupada, apartó el objeto del
muchacho, evitando que este sufriera graves daños.
Aquella
experiencia cercana a la muerte hizo que el chico comprendiera que no
merecía la pena conseguir tantas riquezas si no eran fruto de tu
trabajo y esfuerzo.
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