“ELLA, ESTOY SEGURA DE QUE ERA ELLA.”
Solo era una niña cuando me di cuenta de todo lo ocurrido. Mi tía me regaló una muñeca, se la encontró una noche en la puerta de su casa, la decidí llamar Lucy.
En cuanto me la dio, empecé a jugar con Lucy y con las demás muñecas.
Mama me llamó para ir a merendar, cuando volví, mis muñecas
estaban destrozadas, pero Lucy estaba perfectamente.
Se lo dije a mi madre y me castigó pensaba que yo las había roto.
Ya era de noche, y estaba inquieta, había una oscuridad que no soportaba
estar con los ojos abiertos. Notaba que me observan, y así fue, nada más abrir los ojos...
ALLÍ ESTABA.
(Álvaro García-Camelo)
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