Estaba sentada en mi
habitación cuando recordé que, al bajar al salón tendría el sufrimiento diario
que tengo: él no solo me maltrata físicamente y así las cosas que me dice me
hacen llorar amargamente.
Me dijeron “no llores por
quien no te ama, ama por quien llora por ti” aunque tenía miedo de contarlo a
alguien más que a Marta.
No me salían cariños, ni
abrazos, ni frases románticas como “en un beso sabrás lo que he callado”.
Ahora ha pasado mucho tiempo,
aunque no está reciente, las marcas de mi piel se siguen viendo.
Ahora que estoy contigo sé que desde que te
conocí me enamoré de ti, desde que te besé solo pienso en ti y desde que que me
amas, soy feliz.
(Lucía Arjones y Marta González, 2ºC)
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