A la
orilla del mar
ante el
lucero plateado,
bajo la
luna llena
con
rayos y tinieblas,
contra
olas gigantescas
de la
mar revuelta.
Desde el
cabo aislado
en el
mes de abril,
entre
huracanes y tempestades
hacia un
mundo sin fin.
¡Hasta
allá voy marinero!
para
admirar la playa
por la mar calmada,
según el
viento amaina
sin
brújula ninguna
sobre mi
barco velero
tras la
blanca espuma,
durante
el levante en calma,
mediante la noche callada.
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