martes, 4 de abril de 2017

Cuéntalo otra vez en 3ºB "El Gesto de la Muerte"



 EL GESTO DE LA MUERTE

 La dama y la Muerte

Una vez una dama sirviente de la reina fue a comprar el pan, como todos los días, caminaba por un sendero, un pequeño atajo para no cruzar por en medio de la pequeña cuidad. De vuelta al castillo poco antes de llegar la dama se agachó al ver una bonita flor, tenía en el pensamiento coger un bonito ramo para ponerlo en la mesa de la cocina. Al levantarse vio como la misma muerte la observaba.
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Corrió hacia el castillo y le contó a la reina lo sucedido.

-Mi reina, la muerte me hacía gestos, gestos de amenaza, por favor le pido déjame uno de vuestros caballos necesito salir de esta cuidad cuanto  antes.  -Dijo la dama asustada.

La reina accedió y esta se marchó lo más lejos posible a una  ciudad donde vivía un familiar suyo, justamente en Barcelona. Entonces la reina angustiada fue a hablar con la muerte.

-Muerte, ¿Por qué habéis asustado a mi sirvienta, por qué le hicisteis gestos de amenaza?-Preguntó la reina

-Todo lo contrario, señora, solo le recordaba que hoy quedé con ella en Barcelona, para llevarme su alma, pero antes de hacerlo me dijo que iría a ver su familia – dijo la muerte.
                                                        (Marta García Camacho) 



La muerte y el pescador

Érase una vez un pescadero que estaba pescando y vio a la muerte y esta le hizo un gesto de amenaza y él asustado se fue y le dijo al dueño del barco que había visto a la muerte y que ésta le había hecho un gesto de amenaza, y le pidió que le prestara una barca para irse a la isla que más lejos se encontrara por la tarde
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El dueño del barco por la tarde vio a la muerte y le preguntó que por qué le había hecho un gesto de amenaza a su pescador, y la muerte le respondió que no era una amenaza sino un gesto de sorpresa, por que lo veía muy lejos de la isla en donde tenía que recoger su cuerpo.
                                           
(Luis Miguel Martín, 3ºB)


Un día al rey se le antojaron frambuesas y le dijo a su gran amigo, su jardinero de toda la vida, que se las cogiera porque tenía antojos de ella y él era su amigo de la infancia y seguro escogería las mejores.
El jardinero cogía las frambuesas cuando notó que alguien lo miraba. Cuando miró hacia el frente se encontró con una figura que daba muchísimo miedo, era la muerte que se le acercaba lentamente, con mucho miedo se fue del huerto, tirando las frambuesas y dejándolo todo allí.
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Cuando llegó a la casa del rey, temblando y con mucho miedo, le dijo: “Amigo mío, rey, por nuestra amistad de tantos años, he visto  la muerte en el huerto y me hacía muchas señas”.
Así le pidió al rey que le dejara su mejor caballo para huir de la muerte. El rey al verle tan preocupado no dudó en dejárselo, le pregunto que donde iría, el jardinero le dijo que se iría lo más lejos posible, a Barcelona.
El rey muy rápido le dio su caballo, y así el jardinero se fue muy rápido de aquel sitio.

Al atardecer el rey decidió ir a dar una vuelta por su huerto y su jardín, cuando pasó por el huerto vio tirado el canasto con las frambuesas que el jardinero había estaba cogiendo para él, cuando iba a cogerlo, vio una silueta en el horizonte, de nuevo era la muerte. Él sin ningún miedo, le preguntó que por qué había  hecho que su jardinero se fuera, ella le dijo que no lo amenazó sólo se sorprendió de que estuviera allí, ya que tenía que recogerlo en Barcelona aquella misma tarde. 
(María Trujillo Trujillo, 3ºB)

Había una vez un caballero que no quería ir a la guerra, pues él bien sabía que para él era una muerte casi asegurada.
Un día, aprovechando que su mujer cayó enferma, fue al castillo a pedirle al rey asilo y que le permitiese quedarse con su esposa y sus hijos que lo necesitaban allí con ellos.
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-Buen caballero, ya que usted siempre ha estado en mis líneas de batalla y  ha defendiendo mi reino, puede quedarse aquí con su familia -le comentó el rey.
Al día siguiente, cuando el caballero y su familia ya estaban en el castillo, el rey salió a pasear por sus jardines cuando se encontró de bruces con una sombra alta que le dijo:
-Gracias por no enviar a la guerra al caballero, tenía una cita con él esta mañana y no sabía como impedir que se fuera.
                                             (Laura Ramírez Román 3ºB)

Érase una vez un niño que era el hijo de un pastor. Una vez el niño salió a pastorear y se encontró con la muerte. El niño al principio no se asustó ya que era normal verla por allí puesto que vivía en las Tres mil viviendas. De repente vio que la muerte le hacía gestos de amenaza, ahora sí que se empezó a asustar y salió corriendo pidiéndole ayuda a su padre. 
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Habló con él y se fue hasta Cádiz para que no le pillase. Al día siguiente el padre  tuvo que salir a pastorear, ya que el hijo no estaba y se volvió a encontrar con la muerte y le preguntó que por qué había amenazado a su hijo y Ella le dijo que no lo había amenazado, sino que eran gestos de sorpresa porque estaba muy lejos de Cádiz en donde debía recoger su cuerpo.
                                          
                                      (Jorge Vicente García)


Érase una vez un hombre que estaba trabajando de albañil, y era su hora de descanso. Después de comer se echó una siesta y en la siesta la muerte se le apareció y le dijo que se fuera a París. Fue lo mas rápido posible al castillo del Rey Alonso II y le pidió unos caballos para  él y su familia para irse lo más lejos de París lo más posible. El rey no le pudo dar los caballos pero le dio un pony para la hija, un burro para él y un mulo para su mujer. 
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De esta forma el albañil y su familia se salvaron de la muerte. El rey se encontró con  la muerte y le preguntó que por qué le había dicho eso al albañil y ésta le dijo que ella solo que quería que fuera a París.
                                                    
                                                             (Luis González, 3ºB)



 La campesina y la Muerte


Un buen día, una dulce campesina que vivía en una humilde casa decidió regar las flores de su jardín ya que sus hijos se habían ido al colegio  como de costumbre.

Resultado de imagen de floresEmpezó cortando algunas flores que estaban un poco secas, después regó las que se veían en buen estado. 



De repente se escuchó la puerta abrirse, pero ella supuso que serían sus hijos, al ver que ninguno de sus hijo llegaba al jardín pensó en ir para adentro, allí no estaban sus hijos sino una figura un tanto oscura que sostenía una guadaña, sin pensárselo salió corriendo.

Al rato de lo sucedido llegaron sus hijos y se encontraron con esa misma figura llamada Muerte. Sus hijos, atemorizados, le preguntaron que por qué se encontraba allí y la muerte  les contestó que venía a por su madre pero que no la había podida alcanzar, ya que ella había huido.
                                                      (Álvaro García-Camelo)

Mi Sobrino

Un día por la mañana vino mi sobrino, de unos 20 años, muy asustado. Pues decía que se había encontrado a la muerte y que lo miró con los ojos muy abiertos. Para huir de ella me pidió dinero para comprar un billete de avión e irse lejos, muy lejos de aquí. Decidí comprárselo, ya que se le veía muy angustiado. Preparó un pequeño equipaje y se fue, diciendo que volvería en un par de semanas. No me preocupé más, él era un chico bastante precavido así que no le pasaría nada.
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Por la tarde, fui al mercado donde había visto a la muerte. Para mi sorpresa, seguía allí, sin ningún temor, me acerqué a ella, le pregunté el por qué había mirado así a mi sobrino. Me dijo que no esperaba verlo allí, tenía una cita con él esa misma noche en un lugar muy lejano, justo dónde había aterrizado aquella misma tarde. Corrí a mi casa, a llamarlo para para decirle que volviese, ya era tarde, no contestó.

  (Irene Sillero)


La cita con la muerte


Otro  día el conde Lucanor le dijo a Patronio:

-Patronio, no sé qué hacer, hoy he visto a un hombre que dice que me va a dar mucho oro si voy a Roma, pero lo ha hecho de forma rara, como una amenaza. Me puedes ayudar.
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Resultado de imagen de el conde lucanor y patronio-Señor conde, yo no me fiaría mucho de ese viaje, según como me lo estás diciendo, no creo que sea buena idea, pero quizás para aclararte tus ideas te convendría saber lo que le pasó a un nombre pobre. El conde quiso saber lo que le había ocurrido a aquél hombre pobre. Y Patronio comenzó a contarle:

Un día un hombre, pobre, fue a vender la cosecha que había recogido a una plaza que estaba cerca de su casa, para así ganar dinero y poder tener algo qué comer, porque su cosecha era de trigo…

Al rato se dio cuenta que al cobrarle a un hombre, ese hombre lo empujó. Entonces, al fijarse en él el hombre pobre se dio cuenta dec que era la Muerte. La muerte lo quiso avisar de algo, pero el hombre pobre salió corriendo sin escucharla por miedo.
Entonces, fue y le contó lo sucedido a su esposa y ella  le dijo que se fuera a otro pueblo y así la muerte no podría encontrarlo. Y así lo hizo el hombre pobre que se fue a un pueblo de al lado llamado Salar.

La mujer salió para seguir vendiendo la cosecha. Cuando ella estaba allí la Muerte se le presentó otra vez. Ella le preguntó que por qué le había dicho algo a su marido. Y la Muerte respondió que le había sorprendio que estuviera allí y no en Salar, porque tenía una cita pendiente con él.

Por esto, señor conde Lucanor, yo no me fiaría de lo que me dicen otros  por fortuna y yo me quedaría aquí.

Al conde le gustó mucho este consejo y lo puso en práctica y le fue bien. Y don Juan Manuel quiso escribir estos versos que dicen así:



"Antes de hacer cualquier locura.

Piensa en lo que te pueda pasar

 y no en lo que te digan los demás"

                                                    (Inmaculada Muñoz)


LA ASTUCIA DE LA MUERTE






Érase una vez un hombre que trabajaba como minero. 

Un día trabajando en una cueva se perdió, y tras cinco  horas 

buscando la salida se encontró con la Muerte. 


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El hombre se asustó pero se sorprendió al darse cuenta de que 

la muerte lo estaba guiando a la salida. El hombre logró salir 

de la cueva y regresó a su casa. Esa misma noche la muerte 

volvió con intención de matarlo. Entonces fue cuando el 

hombre se percató de que la muerte lo había guiado porque su 

casa era el lugar exacto donde debía matarlo.

                                         (Salvador Moreno)


Estaba Federico en la playa con sus amigos tomando el sol. Cuando  iban a meterse en el agua porque tenían mucho calor

Había gente que decía  que había un tiburón. Al principio ellos no los creyeron porque no se veía nada, pero luego se vio una aleta o algo parecido por la orilla.
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Todas las personas salieron corriendo para la arena y alguien empujó a Federico para que no pudiera  salir del agua, esa persona era la Muerte y le hizo una señal a Federico. Él creyó que le había amenazado así que le pidió a uno de sus amigos su coche y dijo que se iría a Conil de la Frontera.

Cuando Federico se fue su amigo se encontró con la muerte y le preguntó que  por qué lo había amenazado, pero la muerte le respondió que no lo amenazó, sino que era un gesto de sorpresa porque no se lo esperaba allí. El amigo de Federico le preguntó que por qué de sorpresa y la muerte respondió que había quedado con él esa misma noche en Conil de la Frontera.
                                                  (Elena García)


Un día cualquiera cuatro amigos habían quedado en una casa para hacer un trabajo de Lengua. Ese trabajo trataba de que tenían que contar tres breves historias.

Dos contaron sus historias y el tercero empezó a contar la suya:

"Un pobre mercader iba caminando por su pueblo y se encontró con la muerte. Al llegar a casa se puso a hablar con su mujer:

-¡Estoy muy asustado! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, me gustaría estar en París.
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Su mujer, sin dudarlo un momento, le cogió su equipaje y el mercader partió hacia París. Al rato, la mujer se encontró con la muerte y le preguntó:
-Esta mañana ¿por qué hiciste a mi marido un gesto de amenaza?
-No fue un gesto de amenaza -le contesta la muerte- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de París esta mañana y debo tomarlo esta noche en París"
                                                     (Alba Muñoz)


NO LE HAGAS ACASO A LA MUERTE



Un día un hombre mientras dormía soñó que la muerte le decía que debía abandonar su casa e ir a su lugar de origen. Él pensaba que era un sueño igual que otro, pero aún así fue a hablar con su amigo. Su amigo le aconsejó que quizás fuera una señal y que era el momento de cambiar de vida porque quizás aquí se encontraría con la muerte. 
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A los dos días el hombre se fue donde lo mandó la muerte. Mientras él estaba de camino su buen amigo se encontró con la muerte en sueños también, y le preguntó que por qué había mandado allí a su amigo y ella le contestó que solo quería reencontrarse allí con él.

 

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