En
el instituto que día a día nos ve crecer y madurar... En el instituto
que siempre nos ve lo felices, lo preocupados o lo tristes que
estamos... En el instituto que nos escucha hablar sobre la cantidad de
exámenes que tenemos o sobre lo que vamos a hacer este fin de semana, o
sobre los cotilleos de última hora... En el instituto donde labramos
nuestro futuro día a día.
Sí, en el I.E.S Roche. Recuerdo perfectamente ese quince de noviembre. Todos con la cara de “efecto lunes a
primera hora”. Estábamos en ciudadanía en la biblioteca y la única voz
que se escuchaba era la de la profesora Mercedes hablando sobre la
democracia, diciéndonos que despertásemos y le entregásemos el trabajo
que había mandado para el fin de semana. “¿Es
Líbano un país democrático o…?” No pudo terminar de hablar. Se
escuchaban ligeros pasos corriendo hacia la biblioteca y gritos. De
repente, entró en la biblioteca todo el alumnado del instituto
acompañado de todo el profesorado.
-“¿Pero qué ocurre? Esto parece peor que las guerras de los países no democráticos”-dijo Mercedes inquieta.
-“¿Qué ocurre? Mira por las ventanas hacia el pasillo…”
Todos
miramos hacia allí. ¡No podía ser! Eran…cientos de…miles de…¡Pero qué
digo miles! ¡Eran MILLONES DE ARAÑAS! Todos gritamos asustados. No había
visto nada más repugnante en la vida.
-“Tengamos fe en que no podrán entrar aquí…¡ay Dios mío!” –dijo Manoli, la profesora de Religión, muy angustiada.
Todos gritábamos. Pensé que eso sólo ocurría en las películas y en los sueños.
Manuel
Ureba, el profesor de Matemáticas, observaba la cantidad de arañas, y
comunicó en voz alta: -“Debe de haber como un millón de arañas
aproximadamente”.
Margarita, la profesora de Inglés, gritó horrorizada:
-“Oh! One million of spiders! This is terrible!
-“Entonces,
si hay como un millón de arañas, de unos 6 gramos cada una, porque no
son pequeñitas..., en total son seis millones de gramos, que en
kilogramos son…, 6000 kilogramos… Calculo que su volumen es de unos…” –
comunicaba Patricia, la profesora de Física y Química, pero no pudo
terminar de comunicar sus cálculos científicos porque Lola, la profesora
de Matemáticas, gritó:
-¡Esto es un suceso seguro! La homega es igual al espacio muestral. Las arañas en no mucho tiempo, acabarán entrando aquí.
Eva, la profesora de Lengua, propuso hacer análisis sintácticos para distraer a los alumnos.
-“En la oración ‘no me gustan las arañas’, ¿cuál es el sujeto?
Cada uno diciendo una cosa, hasta que Don Joaquín, el profesor de Naturales, se dispuso a poner orden:
-“¡Necesitamos
organización! Por favor, no hablar todos a la vez. Contemplemos los
arácnidos que tenemos ante nuestros ojos. Observar el cefalotórax y el
abdomen, que luego no me lo ponéis bien en el examen”.
-Se me ha olvidado coger el extintor…quizás así podríamos haberlas asustado- se lamentaba Juan el conserje.
-Sí,
sí… Mira, a mí el otro día me paró la Guardia Civil y me pidió el
carnet. Pero qué casualidad que se me había olvidado. Yo les dije que no
lo llevaba encima, pero que les juraba que yo lo tenía. Pero no sirvió
de nada…Me llegó el regalito: una multa- dijo, como otro no podía ser,
César el profesor de Inglés, que siempre ponía eso de ejemplo para los
alumnos a los que se les olvidaba el cuaderno. –“Venga, repasemos algo
de gramática con esa cancioncilla tan pegadiza”.
Todos
los alumnos comenzaron a cantar la cancioncilla sobre gramática que
César les había enseñado: “-¡Does, la tercera del singular, se le quita
al verbo la –s final, la –s final, la –s final, dubidubidú, dubidubidá!”
-¡Las
arañas invaden nuestro querido “Rincón de la Lectura”! ¡Se suben por
encima de los libros!-sollozó Carmela, la encargada del “Rincón de la
Lectura”.
-¡Atención!
Colocaros todos delante del ventanal con la pancarta del I.E.S Roche,
que vamos a echarnos una foto con las arañas de fondo-dijo “El Baena”.
Todos nos colocamos y nos echamos la foto. Siempre hacíamos esto para todas las actividades, y para esto, pues también.
-Si
tuviéramos ingredientes aquí, podríamos hacer crêpes para que las
arañas se distrajeran y pudiéramos salir de aquí tranquilos-comentó
Inma, la profesora de Francés.
Con el hambre que tenía, la idea de hacer crêpes me levantó más el apetito.
-Dibujemos
la mitad de una araña, y la otra mitad, la haremos con un papel cebolla
haciendo su eje de simetría-propuso Marisa, la profesora de Plástica,
muy entusiasmada.
-¡Mirar!
El tiempo atmosférico ha cambiado. Ha salido el Sol. No confundáis el
tiempo atmosférico con el clima, porque son término distintos-explicó
Armando, el profesor de Sociales, al observar que el Sol iluminó un poco
la biblioteca.
-Por
favor, calentar un poco, por si tuviéramos que salir corriendo, para no
provocar lesiones. ¿Entendido?-nos advirtió Covadonga, la profesora de
Educación Física.
Un chico, se dirigió hacia el maestro de Música, para comentarle una idea que había tenido:
-¡Maestro!
-Dime ALUMNO.
-Si tocas la flauta, quizás las arañas se vayan…. Así como en el cuento de “El Flautista de Hamelín”.
Antonio se dispuso a tocar todo tipo de escalas durante unos minutos, pero las arañas seguían en el mismo lugar.
Antonio Caballero, el profesor de Tecnología, estaba con el ordenador, cuando dijo en voz alta:
-“¡Sansacabó! Tengo la solución. Propongo que Don Manuel Baena cante una canción, a ver si así las arañas se marchan…”
Toda propuesta era válida, así que “El Baena”, comenzó a cantar fuertemente:Todo es de color…todo es de color….todo es de color….todo es de color.
Todo el mundo cuenta sus penas,
pidiendo la comprensión,
quién cuenta sus alegrías,
no comprende al que sufrió…
Todo el mundo cuenta sus penas,
pidiendo la comprensión,
quién cuenta sus alegrías,
no comprende al que sufrió…
¡Increíble! Todos vimos cómo las arañas se marchaban rápidamente del instituto, menos “El Baena”, que siguió cantando…
Salimos
corriendo de la biblioteca. ¡No había ni una araña! Al día siguiente,
salimos en el “Diario de Cádiz”. Estaba la foto que “El Baena” nos había
echado en la biblioteca y el artículo decía así:
"Salvados
por un cántico", El instituto IES Roche de Conil de la Frontera es
invadido por una plaga de arañas. Estas no se marchan, hasta que don
Manuel Baena Ruiz, profesor del centro, canta "Todo es de Color", de
Lole y Manuel. Al escuchar al profesor cantando, las arañas salieron de
allí disparadas como cohetes.
Para que luego digan que seguimos siempre con la misma rutina.
Elena Basallote Leal, 3º de ESO A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario